miércoles, 15 de agosto de 2012

Manuel Gonçalves: "Somos muchos los nietos que trabajamos en Abuelas"

Por Carla Constantino
Manuel atraviesa la puerta y se hace silencio. Manuel es Gonçalves Granada, hijo de desaparecidos durante la última dictadura militar y nieto recuperado en 1995 por Abuelas de Plaza de Mayo. Los casi sesenta alumnos que están en el estudio de televisión de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, algunos en sillas, otros en el suelo, lo observan por un momento pero enseguida continúan charlando entre ellos. Son las 19.20 horas. Manuel se sienta detrás del escritorio. Cámaras, micrófonos y varios dispositivos de grabación sobre la mesa están preparados: es tiempo de empezar la charla. Hay que romper el hielo y hacer la primera pregunta. Un joven sentado en el fondo se anima: “¿Qué expectativas tenés para el juicio del 3 de julio en Rosario?”. Es el juicio por la masacre de Juan B. Justo, en la que mataron a su madre y Manuel fue el único sobreviviente. “Todos los juicios son distintos pero, al igual que el anterior, espero que los imputados sean condenados”, responde, como era presumible.
     El “juicio anterior” al que se refiere es el que culminó en abril de 2011 con la histórica condena a cadena perpetua del Ex Subcomisario Luis Abelardo Patti, por el asesinato, entre otros casos, del padre de Manuel y Gastón, su hermano, bajista de los Pericos. Las pruebas que le permitieron procesarlo, las fue recolectando durante mucho tiempo para reconstruir la vida de sus padres pero, recién pudo presentarlas ante la justicia cuando se declararon inconstitucionales las leyes de Punto Final y Obediencia Debida: “Tenía la necesidad de conocer mi historia. Fui buscando relatos de amigos y vecinos de mis papás, quería saber cómo eran, qué hacían, dónde militaban”, recuerda Manuel. ¿Fue un obstáculo para recolectar pruebas que Patti fuera una figura pública?, le pregunta una alumna. Sí, responde sin dudar. Y agrega: “Es complejo juntar pruebas sobre algo que pasó con la dictadura, la mayoría de los documentos fueron destruidos o no se sabe dónde están. Y que Patti tuviera alianzas políticas con el duhaldismo complicó las cosas.”
     Manuel es hoy Manuel Gonçalves Granada, pero ayer fue Claudio Novoa. Hijo de militantes peronistas secuestrados y asesinados en 1976, era bebé cuando le quitaron su identidad y lo dieron en adopción a una nueva familia. Lo llamaron Claudio Novoa y fue recién a los 19 años que se enteró de su verdadera identidad. “¿Qué quedó de Claudio Novoa?”, le pregunta un alumno. Todos callan y Manuel se muestra un poco sorprendido. “No sé bien cómo responder a esa pregunta”, expresa con sinceridad. “Hoy me siento plenamente Manuel y, aunque viví más años como Claudio, no sé qué quedó en mí de eso. Es un cambio difícil de describir. Hoy tengo una vida distinta a la de antes, veo las cosas diferentes”, agrega, luego de tomarse algunos segundos para reflexionar. “¿Y cómo fue encontrarte con tu hermano Gastón?”, pregunta otra chica. “Fue lo más lindo de esta historia. Los dos nos habíamos criado como hijos únicos. Y de repente me encontré con un hermano y con tres sobrinos”, cuenta con una sonrisa.
     Desde hace años colabora con la organización de las Abuelas de Plaza de Mayo en la búsqueda de nietos y nietas que todavía no recuperaron su verdadera identidad, y hace unas semana fue nombrado Revisor de Cuentas, convirtiéndose en el primer nieto que integra la comisión directiva de esa institución.  “Me tocó a mí pero podría haber sido otro”, confiesa con humildad. “Somos muchos los nietos que trabajamos en Abuelas. El recambio es importante pero las abuelas son irremplazables. Sin ellas será distinto pero la lucha va a ser la misma”, asegura.

    
Son las 20.55 y la charla está llegando a su fin. Todos empiezan a guardar sus cosas y a ponerse los abrigos. Pero todavía queda tiempo para una pregunta más: “¿Qué sentís al dar este tipo de charlas?”, lo interpela un joven sentado sobre el piso con sus piernas cruzadas. “Es lindo y es raro. A mí en el colegio nunca me hablaron de estas cosas y está bueno contar lo que pasó. Para que no vuelva a suceder hay que sacar las cosas a la luz. Y la mejor manera de construir un futuro es conocer el pasado”, cierra Manuel y todos aplauden.

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