martes, 26 de junio de 2012

Masa crítica por un tránsito para todos



Por María Carrasco
Masa Crítica  es un movimiento de bicicletas en las calles, un paseo mensual para celebrar el ciclismo y para afirmar los derechos del ciclista en las calles. Así es definido por sus participantes. Este evento tiene lugar en varias ciudades de Argentina, siendo el realizado en la ciudad de Buenos Aires el más populoso. Pero es parte de un fenómeno mundial.
     Con frío o calor, de día o de noche -solo cuando hay luna llena-  simplemente se necesita la bici y el casco. Alrededor de las 4 de la tarde del primer domingo del mes se van juntando los ciclistas en el obelisco o en distintos lugares céntricos de La Plata, Mar del Plata, Pinamar, Rosario,  Córdoba o Mendoza.
     No hay rutas prefijadas, se improvisa dependiendo del gusto de los participantes, pero obviamente quienes llevan la delantera mandan en ese momento. Los paseos duran un par de horas y durante ese tiempo se da un espectáculo raro en las calles. Por ejemplo para Micaela que volvía caminando de un recital y se encontró impedida de cruzar la calle por varios minutos. “Es infinita, no terminan mas”, dijo sorprendida de la cantidad de bicicletas que pasaban por Av. Corrientes. Quienes también se sorprenden son además los automovilistas, y suele darse una especie de riña por el control de las calles. Algunos conductores como Alberto enojados gritan y tocan bocina afirmando que les bloquean el paso, que la calle es para la marcha de los autos. Pero desde la masa aseguran que ellos no bloquean el tránsito, ellos son tránsito y tienen por lo tanto los mismos derechos que los conductores. No obstante sus participantes aseguran ser respetuosos de las normas de circulación y no promueven la discusión con los peatones o conductores a quienes les moleste la masa, sino al contrario, como se desprende de su manifiesto: “Da: hablar con extraños, gente que pasa, colectiveros, automovilistas e invitar a la gente a unirse al próximo encuentro.”
     Y no solo de bicicletas se trata el asunto: rollers, skates, sillas de ruedas y en general cualquier medio de transporte no motorizado y ecológico es bienvenido, cuenta Federico, un viejo y entusiasta participante. Y aclara que no se necesita ninguna habilidad especial ya que es un paseo muy tranquilo y cada uno es libre de abandonar la masa cuando quiera.
     El término sociológico Masa Crítica alude a una cantidad mínima de personas necesarias para que un fenómeno tenga lugar. Así, adquiere una dinámica propia que le permite sostenerse en el tiempo y crecer. Y esto es precisamente lo que ocurrió en San Francisco, Estados Unidos, en 1992. A partir de una protesta de ciclistas por el tráfico en la ciudad californiana nació la costumbre de reunirse espontáneamente, sin publicidad ni organizadores. Y rápidamente se expandió por todo el mundo. No solo como forma de protesta, también como forma de reivindicar la bicicleta como medio de trasporte ecológico, seguro, silencioso y económico que ayuda a desahogar las calles de tráfico; además de fomentar la vida sana y  la sociabilidad con desconocidos.
Cuando una cantidad importante de personas se reúnen pueden tomar el control de la calle, y de pronto la relación de poder cambia, porque dice Federico: “Un ciclista puede ser atropellado, cinco pueden ser intimidados,  pero cincuenta o cien ciclistas ¡reclaman la calle!”
Este fenómeno ocurre también en las calles de España, Italia, Francia, Uruguay, Colombia, Dinamarca, Alemania y un largo etcétera. Nada impide a nadie a crear el evento en su ciudad, las convocatorias se hacen por Internet generalmente, pero siempre señalándose que no hay organizadores, solamente gente quizá mas comprometida que otros, pero la libertad es absoluta.
        En una clara atmósfera festiva y de celebración es donde se inscribe esta toma del espacio público como parte de un cuestionamiento a la forma en que se organizan estos espacios. Preguntas como ¿Por qué se obliga la gente a organizar sus vidas alrededor de un automóvil? ¿Cómo sería una alternativa de futuro? Son planteadas desde una de las páginas web y nos llevan a repensar desde otro punto de vista la ciudad donde vivimos, como habitamos esa ciudad y como en las decisiones diarias y aparentemente triviales de que medio de transporte utilizamos para movernos, se esconden y operan intereses contrapuestos que modelan una forma de vida. La cuestión es si la validamos o nos rebelamos.

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