miércoles, 30 de junio de 2010

Tareas para las vacaciones

Leer uno de estos tres libros (si ya han leído alguno, apelo a su honestidad para que aprovechen y lean otro):
1-A sangre fría, de Truman Capote.
2-Operación Masacre, de Rodolfo Walsh.
3-La pasión según Trelew, de Tomás Eloy Martínez.

Realizar un sumario individual de una posible entrevista. Deben pensar (e incluso tratar de empezar a contactar) a alguien que realmente quieran entrevistar. La entrevista la realizarán de a dos y luego de las vacaciones. Sól quiero que me traigan los sumarios.

Aprovecho para recordar a quienes aún no lo han hecho, que me envíen las crónicas del bicentenario elegidas para subir al blog.

Un cumpleaños feliz

Impresionante despliegue en el cierre de los festejos.
Más de 2 millones de personas se acercaron a la 9 de Julio.
Fuerza bruta tuvo a cargo un desfile artístico conmovedor y
Fito Páez culminó el show cantando el himno nacional.

Por Anabella Carpineti (Comisión 35)

Fue la fiesta de todos. Una multitud desfiló por el Paseo del Bicentenario y festejó con cientos de banderas, camisetas y globos celestes y blancos el aniversario de la Revolución de Mayo. Con muchísima música y alegría, se llevaron a cabo distintas actividades culturales que representaron a cada una de las provincias argentinas y a las colectividades que forman parte de la identidad nacional.
Con un show de luces y sonido, cerca de las 19, tuvo lugar una emocionante proyección en 3D sobre la fachada del Cabildo. A través de una técnica conocida como “Video Mapping”, similar a la utilizada el lunes en la reinauguración del Teatro Colón, se representaron hechos y protagonistas de la historia argentina.
Las imágenes fueron seguidas desde un palco por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner acompañada por su Gabinete, su esposo Néstor Kirchner y mandatarios latinoamericanos, entre los cuales se encontraban Ignacio Lula Da Silva, Evo Morales y Hugo Chávez.
La Plaza se fundió en aplausos cuando el cabildo, centro neurálgico de los acontecimientos de Mayo de 1810, se cubrió con banderas argentinas y con imágenes de artistas, escritores y distintas personalidades de la Cultura. En contraposición, chiflidos ensordecedores acompañaron las momentos que hicieron referencia al Golpe de Estado de 1976 y a la guerra de Malvinas. Al finalizar la proyección el grito fue uno solo: “Argentina, Argentina”.
El gran espectáculo de la noche fue el desfile de vanguardia a cargo de la agrupación Fuerza bruta. Con un gigantesco despliegue se montaron 19 carrozas que a lo largo de más de tres horas y seguidas por una multitud, representaron distintos fragmentos de la historia del país.
Los cuadros se sucedieron uno tras otro montados sobre inmensas plataformas y desfilaron desde Diagonal Norte hacia el Obelisco, ofreciendo así una fiesta para que disfruten las millones de personas que aguardaban atentas la pasada de cada representación.
Las distintas escenas comenzaron recordando a los pueblos originarios, las guerras por la Independencia, así como también recrearon el ambiente del campo con gauchos, guitarras y asados. Más adelante una gran estructura simbolizó la industria argentina, con bailarines colgados de arneses que trabajaban y movían de un lado a otro un automóvil Di Tella y algunas heladeras Siam, que de esta forma tuvieron su homenaje.
Otro cuadro fue dedicado al tango, ilustrado con distintos músicos de orquesta trasladados encima de los techos de una flota de taxis y acompañados por distintas parejas que bailaron en la calle.
La dictadura de 1976 se ilustró a través de las urnas incendiadas al tiempo que se mostraban la Constitución, la Paz y la justicia que quedaban en segundo plano.
El cuadro más impactante y más ovacionado de la noche fue el de las Madres de Plaza de Mayo, donde distintas actrices, en medio de un silencio escalofriante, dieron vueltas alrededor de una estructura de hierro con sus pañuelos iluminados y bajo la lluvia, conmemorando así las incansables marchas de los jueves en Plaza de Mayo. A este número le sucedió otro de gran importancia en donde se recordó a los jóvenes caídos en Malvinas que uno tras otro era derribado y convertido en una cruz blanca. Luego de este momento emotivo, por fin la alegría y el colorido volvió a invadir las calles al ritmo la música de diversas murgas barriales que festejaron junto al pueblo la vuelta de la democracia.
Con una significación y una síntesis excelente, Fuerza bruta logró reconstruir los 200 años de historia y emocionar a los millones de argentinos que no dejaron de aplaudir a lo largo de toda la noche.
Para el cierre de esta mega fiesta, hacia la medianoche, Fito Páez brindó un concierto en el escenario de la 9 de Julio donde interpretó los principales temas de su carrera, acompañadao por Pablo Milanés, Juanse y Fabiana Cantilo, entre otros invitados.
Al finalizar el show del rosarino, entraron en escena distintos artistas nacionales e internacionales y juntos entonaron la letra del Himno Nacional.
De esta manera y con un espectáculo de fuegos artificiales que iluminó el cielo, aproximadamente a las 2 de la mañana, fueron concluyendo los multitudinarios festejos del bicentenario. Un verdadero ejemplo, una fiesta del pueblo que salió a la calle a disfrutar y conmemorar el cumpleaños de la Patria.

Blanco y radiante va el Colón

El coliseo reabrió sus puertas con dos actos
que dividieron al pueblo de las altas esferas sociales.
La multitud comentó la ausencia de la presidenta
y olvidó el conflicto de los empleados desplazados.


Por Mariel Castro (Comisión 35)
En el marco de las celebraciones por los 200 años de la Revolución de Mayo y después de tres años y medio de refacciones, el Teatro Colón fue reinaugurado con dos actos separados. Por un lado, la Función de Gala para 2700 invitados del ambiente de la cultura y la política nacional, en el que se destacó la ausencia de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Por el otro, un evento previo en la calle, que contó con una proyección de imágenes sobre el edificio para una multitud. En ninguno se vio reflejada la problemática de 400 ex empleados del Coliseo que fueron desplazados de sus funciones por el actual gobierno de la Ciudad.
“¡Ay!, ojalá que no llueva, sino no se va a ver nada”, comenta una señora mayor a su amiga mientras se agarran del brazo. Desde temprano, ellas, como otra gran parte de las personas, se acercaron a pie a las inmediaciones del teatro. Los organizadores decidieron cortar las calles aledañas - Suipacha, Avenida Corrientes, Cerrito, Lavalle, Uruguay y Avenida Córdoba -, misión que llevó a cabo la recién estrenada Policía Metropolitana y oficiales de la Policía Federal.
Hombres y mujeres. Grandes y chicos. Padres, hijos, abuelos, tíos y nietos. Familias enteras, parejas de enamorados o grupos de amigos. Algunos vestidos de sport, otros con prendas elegantes. Varios con sus mascotas y pocos con el mate. Todos con un deseo en común: que empiece el show.
De repente, una voz en off, que pareciera venir del más allá, anuncia: “Informamos a los presentes que el espectáculo se demorará y comenzará 19.30”. Los que están allí parados, desde hace varias horas, contestan con abucheos.
Mientras tanto, por la calle Libertad, comienzan a llegar las personalidades que asistirán a la Función de Gala. Mirtha Legrand, Susana Jiménez, la modelo Valeria Mazza, los periodistas Chiche Gelblung, Mónica Gutiérrez y Magdalena Ruiz Guiñazú, los bailarines Eleonora Cassano y Julio Bocca y el humorista Enrique Pinti, entre otros. Nadie quiso estar ausente, hasta el mediático Ricardo Fort se hizo presente.
“¿Viste?, al final ella no vino. Se lo hizo a propósito”, le dice una a mujer a su marido del otro lado de la valla, que separa a estos personajes del resto de la sociedad. Se refiere a la presidenta, quien rechazó públicamente la invitación del Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, luego de que éste denunciara en los medios que su marido – el ex primer mandatario Néstor Kirchner -, le había “armado” la causa por las escuchas ilegales en la que quedó procesado.
Pero, para no quedarse solo en el Palco Ceremonial, Macri invitó al presidente de Uruguay, José Pepe Mujica, y a varios representantes de la oposición: el vicepresidente Julio Cobos, el gobernador de Santa Fé Hermes Binner, el diputado por la Provincia de Buenos Aires Francisco De Narváez, entre otros.
Media hora más tarde, la gente en la calle comienza a aplaudir. Las luces se van apagando y, entre las cabezas, se puede ver un único cartel: “Macri = teatros Colón y San Martín privatizados”. Algunos se codean, señalan al hombre que lo sostiene y se ríen, pero ninguno hace comentarios.
Comienza la música en un negro profundo que inunda la Avenida 9 de Julio. Imágenes en 3D y juegos de luces comienzan a proyectarse sobre la fachada del edificio. Es un documental histórico con videos de artistas de la talla de Luciano Pavarotti, José Carreras, Plácido Domingo, María Callas, Darío Volonté, José Cura y testimonios de personalidades destacadas que pasaron por allí como Pedro Calderón, Pía Sebastián y Julio Bocca.
Gracias a nueve proyectores de alta tecnología que utilizan un sistema apodado mapping, se puede relatar la historia del Colón desde su inauguración el 25 de mayo de 1908, con una la ópera de Giuseppe Verdi, Aida, cantada por una compañía lírica italiana.
La proyección también citó el proceso de reconstrucción que comenzó en 2001 con el objetivo de refaccionar hasta el último rincón de los 58 mil metros cuadrados que tiene el teatro. El 30 de octubre de 2006 sus puertas se cerraron con un último concierto dedicado a la música nacional, por lo que no se pudo festejar el Centenario de su nacimiento. Hoy, según fuentes oficiales, se reabre como resultado del trabajo de más de mil obreros y técnicos argentinos, y una inversión total de 400 millones de dólares, a pesar de que falte concretar un 10 por ciento de las obras, como los camarines y las salas de ensayo.
La imagen del bailarín Maximiliano Guerra aparece sobre las paredes, mostrando los ambientes internos refaccionados, y asegura: “Tienen que venir, el Colón es de todos”.
Sin embargo, no todos pudieron apreciarlo de la misma manera. El audio se cortó en dos oportunidades y las imágenes tridimensionales no pudieron ser vistas por los que estaban en los laterales. Tampoco se pudo disfrutar totalmente del show que realizaron 150 artistas del ballet estable del Colón en un pequeño escenario ubicado sobre el frente.
Mauricio Rial, un director de cine paraguayo que vive en Argentina hace cinco años, se pregunta: “Yo no sé si ustedes los argentinos se dan cuenta de lo que tienen aquí. A mí me gusta la música clásica y he podido visitar el teatro antes de que lo cerraran. Es increíble, ahora voy a volver a ir”.
Sobre el edificio se proyecta la bandera argentina y comienzan a sonar las estrofas del Himno Nacional. La gente canta en un tono monocorde. En medio de la imagen celeste y blanca, se divisa un gran cartel de fondo negro que, en letras naranjas formadas por luces intermitentes anuncia: “Si tome alcohol, no maneje”, en una 9 de Julio en la que no transitan autos, sino personas. El sonido se mezcla con la música del artista folklórico Chaqueño Palavecino, quien está tocando, en éste mismo momento, en el escenario del Paseo del Bicentenario, montando en el Obelisco.
Las paredes del Colón se oscurecen. La multitud queda en silencio como esperando que algo más suceda. Dos chicas se preguntan: “¿Y ahora qué?, ¿Tanto lío para esto?”. Las cabezas comienzan a dispersarse y, cuando más de la mitad de la multitud se ha ido, se conectan las cámaras ubicadas adentro del edificio para mostrar el “otro” acto.
Marcelo Cueto, un vecino del barrio porteño de Caballito, asegura: “Ahora uno pasa por el Colón y está limpio. Pero, estaría bueno que se volviera más popular, un verdadero punto de encuentro”.
La celebración llega a su fin, pero nadie se acuerda de los 400 empleados del teatro que fueron desplazados de sus funciones por el actual gobierno porteño, a pesar de que la justicia haya fallado dos veces a su favor. En esta historia, ellos son los únicos que no tiene ningún motivo para festejar.

Destacado:
“MACRI= Teatro Colón y San Martín privatizados”,
denunciaba un cartel que levantaba un señor
sobre las cabezas de la multitud.

martes, 22 de junio de 2010

Lanús se viste de celeste y blanco

En el marco de los 200 años de la Revolución de Mayo,
el municipio de Lanús organizó un doble festejo en
donde predominaron las comidas típicas y la música
popular. El cierre estuvo de la mano de Teresa Parodi.


Por Florencia Morini (Comisión 34)
Entre aromas, melodías y un espectacular show de fuegos artificiales, los vecinos de Lanús no se privaron de sus propios festejos por el Bicentenario argentino. Los días 24 y 25 de mayo, más de quince mil personas se reunieron en la calle 25 de mayo de la localidad del sur del Gran Buenos Aires para conmemorar los 200 años de la Revolución de Mayo.
“Lanús celebra el Bicentenario”, carteles que podían leerse a lo largo de las calles del partido del sur. “En nombre de todos los habitantes de Lanús, estamos muy orgullosos de poder aportar a nuestro país un festejo más en la celebración del Bicentenario”, comentaba Susana, vecina de la localidad.
Los festejos comenzaron el lunes 24, con la inauguración de la Feria de la Naciones. Ese día culminó con un show de fuegos artificiales en la denominada “Vigilia del Bicentenario”, luego de la entonación del Himno Nacional llegadas las 00:00 horas del tan esperado día.
“Queremos homenajear a los hombres y mujeres que dieron sentido a nuestro país hace 200 años, es un día de homenaje a nuestra patria y por eso invitamos a todos nuestros vecinos a recibirlo en esta Fiesta Popular”, señaló en medio de la celebración Darío Díaz Pérez, Intendente de Lanús, quien encabezó los festejos acompañado de todo el Gabinete Local.
La tradicional Feria de las Naciones se extendió por cuatro cuadras ofreciendo una variedad de productos y artesanías regionales como así también una importante cantidad de propuestas gastronómicas de las provincias argentinas y de los países vecinos. Caipirinhas, tacos y empanadas tucumanas se mezclaban entre las banderas celestes y blancas que adornaban cada esquina de la avenida lanusense.
Además de los numerosos stands de las colectividades, hubo desfiles y shows. Desfiló por el escenario montado para la ocasión la agrupación Amistades Cruzadas, y también se pudo disfrutar del Ballet Folklórico de la comuna y de un show de la mano de cantantes de tango como Fabián Aguirre y Alma Holgado, entre otros.
Llegada la media noche., comenzaban a escucharse las primeras estrofas del tan representante Himno Nacional Argentino, acompañado de las voces de los miles de vecinos que fueron convocados en el lugar. Para finalizar el primer día de festejos patrios, un show de fuegos artificiales cubría el cielo de colores, llevándose la atención de los presentes y de aquellos que se asomaban por las ventanas y balcones de las diferentes zonas de la localidad.
Y la fiesta continuó. Sonrisas y cantos de alegría prevalecían en los vecinos en un nuevo día de festejos, el 25 de mayo de 2010.
Desde el mediodía, nuevamente una multitud de personas, manos colmadas de comida y banderines celestes y blancos atravesaban de punta a punta la avenida. “Creo que es un festejo que va a quedar en la historia de nuestra localidad, como un granito de arena que pudimos aportar a esta gran conmemoración de la Nación al Bicentenario”, dijo Carlos, quien concurrió a los festejos en ambos días.
La celebración atrajo la atención de grandes, jóvenes y chicos. En esta oportunidad, se pudieron disfrutar de los shows de los grupos Folklore Urbano, Quiero 24, el Ballet Municipal y Medio Rejunte.
Tras la ovación de miles de personas, alrededor de las 18., la reconocida Teresa Parodi brindó un recital, que en medio de cantos y aplausos, fue el broche de oro para culminar los festejos.
“¡Feliz día argentinos!”, destacó Darío Díaz Pérez, al dar por finalizada la gran fiesta popular.
DESTACADO
“Queremos homenajear a los hombres y mujeres que dieron sentido a nuestro país hace 200 años”, señaló Darío Díaz Pérez, Intendente de Lanús.

sábado, 19 de junio de 2010

MASIVA CONCURRIENCIA EN LOS FESTEJOS DEL BICENTENARIO

La Patria dijo “presente” en el Paseo del Bicentenario.
delegaciones de todo el país fueron protagonistas
de una fiesta llena de color. Cerraron la jornada,
músicos argentinos y latinoamericanos.

Por Antonella Orlando (Comisión 34)

En el subte las caras, las edades, las vestimentas son distintas. Pero la mayoría de los pasajeros coinciden en algo: llevan la escarapela en el pecho. No importa cómo es, redonda, cuadrada, pequeña o llamativa, nueva o vieja. Lo significativo es que todos esperan ansiosos que se abran las puertas en la estación “Avenida de Mayo”, para subir los tramos de escaleras que los separan de aquellos otros argentinos que arriba, están festejando el Bicentenario de la patria.
Una multitud disfrutó de las variadas ceremonias y actividades, que comenzaron el Sábado 22 por de la mañana. Una leve llovizna cayó durante la mayor parte de la jornada, como si el cielo quisiera reproducir las imágenes que los chicos tienen del Cabildo de Mayo. Parecía que nadie se quería perder de nada. La Avenida 9 de Julio era un gigante corredor, donde los colores celeste y blanco se destacaban entre la gente que caminaba, entusiasmada pero sin prisa, entre los distintos stands de las provincias y hacía largas colas para poder visitarlos. Los vendedores de banderas y escarapelas gritaban a voz pelada, el olor a garapiñada se mezclaba con la humedad del aire y los más ansiosos y curiosos iban y venían de las vallas, a la espera del comienzo de los desfiles. El clima festivo era compartido por todos: los abuelos orgullosos, llevaban de la mano a sus nietos disfrazados de época, parejas y grupos de amigos jóvenes se sacaban fotos con sus rostros pintados, a los extranjeros no le alcanzaban los ojos para mirar todo lo que sucedía simultáneamente a su alrededor.
El comienzo de los desfiles estuvo a cargo de las Fuerzas Armadas. Durante dos horas, varias delegaciones que agrupaban a cinco mil soldados hicieron su paso desde la Avenida Belgrano hasta la calle Corrientes. Los más pequeños miraban asombrados los caballos, les gritaban a los Granaderos y familias enteras se sacaban fotos con cadetes militares al final del recorrido. Se vivieron momentos emotivos durante el cierre cuando la banda del regimiento San Martín, tocó la marcha. El sonido de los trombones y las trompetas, ponía la piel de gallina. Le siguieron los veteranos de Malvinas, que con sus familias caminaban con lágrimas en los ojos. A su paso, la gente les brindaba aplausos cerrados.
Mientras se esperaba el inicio del desfile federal de las provincias, las personas recorrían el Paseo del Bicentenario de punta a rabo. Como si 200 años de historia hubiera sido necesarios, para que todos convivieran en armonía en el mismo lugar. La energía festiva se retroalimentaba a cada paso, dándole lugar también a la memoria: los pabellones de las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo y el de Derechos Humanos, eran muy visitados. Dentro, había muestras fotográficas, líneas históricas, se proyectaban documentales sobre los últimos años oscuros de la Argentina. Una madre con sus dos hijos pequeños de la mano y un bebé en brazos, les señalaba las fotos en blanco y negro y decía: “¿Ves Marcelo? Estas son las Abuelas”.
A las 15 comenzó el desfile de las delegaciones. La primera que marchó por la 9 de Julio fue la provincia de Buenos Aires. A medida que transcurría el tiempo, más gente se acercaba a las vallas y gritar, vivar y aplaudir. Por primera vez en un acto patriótico, se pudo ver toda la historia y cultura de cada una de las provincias. El carnavalito de Catamarca, los sonidos de Jujuy, el cuarteto de Córdoba envolvían a la gente. Los encargados de cada delegación lloraban de emoción.
Cuando ya estaba oscureciendo, la delegación de Santa Fe le dio el broche final al desfile con la bandera más larga de mundo. 800 metros de felicidad, trabajo, emoción y esfuerzo. Como si la frase de Ernesto “Che” Guevara pintaba en una de las paredes del paseo le hiciera honor al momento cúlmine: “El revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor”. Julio un abuelo de 87 años, que lloraba al ver pasar la bandera santafecina, dijo “como dice la canción famosa de folclore: en esta pacha quiero vivir”.
En el cierre de la jornada, miles de personas se juntaron frente al escenario al Obelisco para finalizar la noche con música. León Gieco, Víctor Heredia, Pablo Milanés, entre otros, tocaron animados por el fervor de la gente que no se distinguía por banderas políticas ni partidarias. Heredia se emocionó cuando entonó “Todavía cantamos”. La gente, mientras pisaba papeles blancos y celestes se fue con los ecos de “Búsquenme, me encontrarás en el país de la libertad”. Patria, será hasta mañana.

miércoles, 16 de junio de 2010

Una CUNA para la Argentina que nace

Durante dos días el festival 25 la Re Evolución
reunió indumentaria, gastronomía, literatura y
música en la Ciudad Cultural Konex,
y planteó nuevos ejes para pensar la Argentina


Por Ivana Szerman (Comisión 34)

La cita es a las 19 pero desde temprano empieza el montaje de stands en la porción de la Ciudad Cultural Konex destinada a 25 LA RE EVOLUCIÓN, evento que busca pensar en el futuro en lugar de detenerse a conmemorar el pasado de nuestro país.
De ahí el nombre del proyecto Corriente Universal Nacional Argentina (CUNA) que intenta, en el 200 cumpleaños de Argentina, instalar la fecha de nacimiento de lo que viene.
Alrededor de una de las escaleras de Konex se ubican los puestos de 19 editoriales independientes. En una de ellas, las tapas de los libros están hechas con cajas de cartón, cortadas e ilustradas a mano. Se llama La propia cartonera y los encargados de los diseños son los chicos del barrio montevideano de donde proviene. Una instalación con relojes se ubica bajo la escalera. Se trata de un grupo de artistas encontrados, que en otra oportunidad se juntó a hacer relojes y ahora los expone entre las editoriales. Frente a ellos está el living de FM Touché, con unos viejos sillones pertenecientes a La Garufa, la milonga de Konex, y una gran bandera hecha de stencil. En ella una chica llora sangre. El público se interesa cuando aparecen los micrófonos para entrevistar a algunos de los músicos que bajan del escenario. Un gran escenario montado en uno de los galpones en cuyos márgenes se ubican puestos de indumentaria y de disquerías independientes.
Allí, la banda de tango 34 puñaladas empieza su show frente a no más de 10 personas dispersas. El cronograma no se puede atrasar por la falta de público. Aún así no todas las bandas llegarán a tocar. Al finalizar la noche Michael Mike se quedará sin show, debido a la extensión que tomó el evento, que no cuenta con autorización municipal para extenderse más allá de las dos de la mañana. Lo mismo sucederá el domingo con Le Microkosmos, que elegirá no tocar tras el extenso recital que Kevin Johansen dio vestido de gaucho, porque sólo quedarán diez minutos para su recital.
Utopians suenan fuerte. A finales del año pasado grabaron su segundo disco de estudio en Chile. El lanzamiento de “Freak” será en julio y Bárbara, la cantante, relató que se trata de una continuación de “Inhuman”, su disco debut vinculado a Hitchkok. El nuevo proyecto se relaciona con los psicópatas. “Siempre nos llamó la atención el magnetismo con los freaks, entonces les dedicamos el concepto a ellos. Los locos son siempre más interesantes que los cuerdos”.
Amadeo Pasa es el organizador del evento, y desde hace 11 años además produce, cada diciembre, el Festival Buen Día. Es Músico, hace en el horario central su propio show y los volúmenes de la consola de sonido parecen no dejarlo satisfecho nunca. Entre sus canciones, remarca lo incivilizado de que haya personas que anden descalzas por no tener plata para comprar zapatillas. De ahí la necesidad de su proyecto CUNA, como nacimiento, como punto cero de lo que viene. Es, para él, “una cuna de esperanza”.
Momentos antes de tocar Gori, líder de Fantasmagoría, habla sobre la nebulosa en torno al regreso de Fun People, banda que compartía con Bum Bum Kid. Mientras tanto, Fantasmagoria acaba de editar “El Río” y sube al escenario a tocar.
En los intervalos entre bandas circulan los guisos de lentejas, los waffles y los estrafalarios productos de En el nombre del postre, puesto gastronómico que vende macarones, especie de alfajores hechos de merengue y dulce de leche, con las tapas azules para festejar el aniversario de la patria.
Mientras tanto empieza a sonar cumbia. Son Los Labios quienes importan este estilo a un ambiente indie en el que no es habitual. Ambiguos, se debaten entre el pop y la música tropical.
Guido, baterista de Michael Mike, no tiene claro qué se festeja. Su banda fue a Konex para averiguarlo tocando, iban a cerrar el festival, pero no podrán hacerlo. Amadeo alegará que es una cuestión interna entre su hermano (Cuca, líder de la banda) y él, y que la resolverán en privado. Guido tiene una concepción algo apocalíptica de la música: asegura que en 10 o 20 años las bandas dejarán de existir, porque cada vez más los proyectos nuevos son de “un tipo que hace todo el disco solo desde su estudio”. Mientras tanto, hay gente que sigue yendo a escuchar Michael Mike en vivo y que, al enterarse de la cancelación, reclama que les devuelvan el dinero de la entrada.
En simultáneo con los recitales, en el piso de arriba se suceden las charlas que componen el proyecto CUNA, moderadas por la periodista Gisela Busaniche. Ambiente, Comunicación y Tecnología serán las temáticas del sábado y Economía y Sistema Político las del domingo. En el cierre, Busaniche, satisfecha con los resultados, relata que muchas ideas se plasmaron en ponencias sumamente ricas. “Hubo mucha diversidad de posiciones, un repensar de la Argentina, con datos escalofriantes”. Javier Daulte, director de teatro, fue quien afirmó en la charla sobre comunicación que el teatro también comunica, y que tiene el rol de generar nuevas ideas. En el mismo debate, María Julia Oliván, periodista, destacó la necesidad de una ley que desconcentre a los grandes grupos poseedores de medios. Éste fue el tema central del encuentro.
El domingo Fernando de Andreis, Legislador porteño por el PRO recibió una catarata de ataques y acusaciones que complejizaron el trabajo de coordinación de Busaniche. El resultado final fue un debate, para ella necesario, que permite empezar a trabajar sobre la realidad, aunque sin especificar cómo es que las ideas se traducirán en una transformación real del mundo.

Argentina, potencia y fuerza bruta

Con una impensada audiencia de casi tres millones
de personas, más de dos mil artistas desfilaron
por el centro porteño, relatando artísticamente
los 200 años de historia argentina.

Por Juan Pablo Nievas (Comisión 34)

“Tranquilos, dejen de avanzar que por acá no entra más gente”, gritaba una señora con tono y pose de maestra escolar. Es que el martes por la noche hubo tres millones de personas en la calle festejando el Bicentenario. La gente colmó la 9 de Julio, Avenida de Mayo, Plaza de Mayo, calles aledañas y hasta llegó al barrio porteño de San Telmo. El desfile artístico histórico y Fito Páez fueron los principales atrayentes de esta marea humana que, en busca de un virtual palco preferencial para el espectáculo, llegó a adueñarse de los techos de los quioscos de diarios y revistas, de las rejas y aleros de los edificios y bancos. Hasta crecía gente entre los arbustos de los bulevares.
Los organizadores se vieron sorprendidos por una audiencia mucho mayor a la esperada. “En 10, 15 minutos están llegando las carrozas muchachos, pero les tenemos que pedir que abran un hueco de unos 14 metros de ancho para que puedan pasar. Gracias y pongamos buena onda”, suplicaba una voz por los parlantes del escenario principal, apostado de espaldas al obelisco. Más allá del pedido amistoso, la gente no podía calcular 14 metros con exactitud, ni correrse sin aplastarse. Por eso, a los pocos minutos de comenzada la operación, las mismas voces tuvieron que pedir tranquilidad ante una pequeña gresca que afortunadamente no pasó a mayores.
“Ok, vamos a negociar”, dijo una voz femenina tras 30 minutos sin que las carrozas pudieran aparecer. “Toca un rato Agarrate Catalina, cuando llegan las carrozas ellos dejan de tocar, y después retoman. Queremos que disfruten de todo lo que les tenemos preparado ¿Les parece?”. El aplauso popular aprobó la moción, pero Agarrate Catalina no salió al escenario y la gente comenzó a cantar “queremos el desfile”.
Tiempo después, se pudo ver el primer cuadro de los artistas de Fuerza Bruta: un tributo a los pueblos originarios, donde los aborígenes caían asesinados tras dar un par de pasos, una y otra vez. Una imagen elocuente que dio paso a “la Argentina”, una muchacha de vestido blanco y manta celeste que, arnés mediante, volaba sobre el público arrojando papelitos cual entrada de la selección al campo de juego.
La procesión tuvo un alto repentino cuando asomaba la escenificación del cruce de los Andes, con nieve perfectamente lograda. Detrás se enfilaban el Éxodo Jujeño y La Vuelta de Obligado. Es que la aglomeración humana produjo tal congestión de carrozas, que se generó una extraña superposición de música aborigen con folclore.
Cuando la masa pudo por fin digerir las primeras carrozas, se pudo divisar un barco gigantesco, poblado por inmigrantes de varios países, “flotando” sobre un altísimo mantón representaba las olas del Atlántico. Dos acróbatas hacían girar la vela del palo mayor, en uno de los cuadros más imponentes y emotivos.
Llegó el turno del Tango, con más de treinta bandoneonistas apostados en los techos de típicos taxis porteños. Se eligieron los tangos “Recuerdo” y “Oro y Plata”. Tras los tangueros se escenificaron las luchas y movimientos sociales, incluyendo anarquistas, comunistas, peronistas y radicales de la primera hora. Detrás, arribó el cuadro de la pujante industria nacional de mediados del siglo XX, con las heladeras, la siderurgia y el mítico Siam Di Tella girando incesantemente. La escena arrancó nostalgia al público.
La fibra emotiva, sin embargo, se intensificó en los tres cuadros siguientes. En el primero se representaron los golpes militares con una metáfora muy fuerte: varias urnas gigantes y una copia de la Constitución Nacional se incendiaban. En el segundo, las Madres de Plaza de Mayo, con pañuelos grandes y brillantes, daban vueltas y vueltas alrededor de una pasarela, bajo una intensa lluvia artificial que simbolizaba la dictadura. Una escena muy emotiva que incentivó el canto de “el pueblo las abraza”. En la tercera, soldados de Malvinas caían tras la explosión de una bomba, y en su lugar se levantaban cruces blancas. “El que no salta es un inglés”, fue el hit que acompañó este cuadro. El desfile cerró con murgas festejando el retorno democrático.
Una carroza con varias personas contando, tirando billetes y cayendo simbolizó las reiteradas crisis económicas. Tras ella se representó, con globos, a todos los países de Latinoamérica, y una burbuja gigante con científicos y docentes, al futuro argentino. Los artistas del último cuadro se vieron obligados a quedarse a presenciar a Agarrate Catalina y Fito Páez, ya que la multitud le cerró el paso en el afán de hacerse un lugar cercano al escenario.

DESTACADO: “La aglomeración humana produjo tal congestión de carrozas, que se generó una extraña superposición de música aborigen con folclore.”