jueves, 17 de diciembre de 2009

El silencio no es salud

Por año se practican 46 millones de abortos en el mundo y aproximadamente la mitad de éstos son realizados en forma clandestina. En Argentina, el promedio indica que cada mujer aborta dos veces a lo largo de su vida.

Por Ana Laura Faraci
El aborto es un tema complejo por las connotaciones médicas, legales, religiosas y psicológicas que conlleva. Pero ningún tema, por complejo que sea, debería estar exento de ser sometido a debate. Se estima que en Argentina, al menos dos mujeres mueren a diario por abortos inseguros y muchas otras quedan con secuelas físicas evitables. Anualmente en el país se producen alrededor de 500.000 abortos ilegales que representan el 40% de todos los embarazos. Por estas y otras tantas razones más, el grupo Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto decidió pasar a la acción y el 31 de julio creó la línea telefónica “Más información, menos riesgos”, donde se brinda información completa sobre abortos medicamentosos, en un intento de evitar que la mortalidad femenina siga en crecimiento.
La palabra aborto es un término de raigambre latina, que deriva de la composición del prefijo ab: privación, y de la raíz ortus: nacimiento; la palabra compuesta abortus se traduce a: sin nacimiento. La Organización Mundial de la Salud define el aborto como “la interrupción del embarazo cuando el feto todavía no es viable fuera del vientre materno”. Socialmente, la sola mención de esta palabra se impregna de un fuerte contenido ideológico que hace caso omiso ante una realidad que habla por sí misma.
La Federación Latinoamericana de Sociedades de Obstetricia y Ginecología clasifican el aborto en Espontáneo o Inducido. El primero es la pérdida abrupta de la gestación antes de las 26 semanas, cuando el feto no está aún en condiciones de sobrevivir con garantías fuera del útero materno. El aborto inducido es el resultante de maniobras practicadas deliberadamente con el ánimo de interrumpir el embarazo. La línea “Más información, menos riesgos” brinda datos de la OMS sobre interrupción de embarazos con misoprostol, lo que se conoce como un aborto inducido medicamentoso. Este proyecto ya esta funcionando en Ecuador y Chile y cuenta con el apoyo de la ONG Women o­n Waves y XminY.
“En Argentina, 6 de cada 10 cajas de misoprostol se venden sin cumplir el requisito de receta archivada. Esto indica que nadie puede monopolizar el conocimiento, y que las mujeres decidimos sobre nuestra vida y nuestro cuerpo. Pero también muestra que la prohibición del aborto y la clandestinidad a la que se nos obliga, ponen en marcha un mecanismo selectivo de desinformación, que perjudica especialmente a mujeres y niñas pobres y excluidas”, aseveran las organizadoras de la línea.
Según la Federación Internacional de Planificación de la Familia, 19 millones de mujeres pobres se someten a abortos inseguros en el mundo y el 13% de ellas muere como consecuencia de esta práctica. La falta de recursos económicos limita el acceso a un buen nivel de salud sexual y reproductiva, condenando a las pobres a no tener control para decidir sobre su sexualidad y sus embarazos. Además deben sortear otra barrera: la atención post aborto en los hospitales públicos. Si bien hay acuerdo estatal en la necesidad de generar mejoras en la atención a las mujeres que llegan al hospital público con un aborto incompleto o con complicaciones, la realidad muestra que en la práctica esto no sucede y muchas son tratadas de forma humillante, criticadas y culpabilizadas.
“Lo que me acuerdo como terrible fue que la médica no dejó que me acompañara nadie. Una vez abortada, la anestesia me dejó muy descompuesta y no podía recuperarme y la insensible me apuró y me dijo que me fuera como sea”, recuerda Natalia, quien abortó hace más de 15 años. Natalia no integró la lista de mujeres que fallecen cada año por un aborto clandestino. Tampoco quedó infértil o con una infección. Pero, como si el tiempo no pasara, su drama no deja de repetirse. “Les explicamos a las mujeres que ante un eventual aborto incompleto tienen derecho a completarlo en un hospital, porque eso está legislado”, sostiene Verónica Marzano, activista y organizadora de “Más información, menos riesgo”.
Con el objetivo de debatir sobre las cuestiones que atañen a las mujeres, el 10 y 11 de octubre se llevó a cabo el XXIV Encuentro de Mujeres en Tucumán. La lucha más fuerte se dio en la comisión de “Anticoncepción y Aborto”. El arzobispo de Tucumán, monseñor Luis Villalba, en su homilía del sábado, invitó a los fieles a rezar y organizar cadenas de oración durante los días que dura el Encuentro. “La emancipación y la promoción de la mujer deben lograrse en conformidad con aquellas responsabilidades que brotan de su vocación a la maternidad y, sobre todo, no puede nunca realizarse atentado contra la vida humana en gestación. El matrimonio, la maternidad y la familia son valores fundamentales y no puede haber progresos reales a expensas de ellos. La cooperación formal a un aborto constituye una falta grave, es un crimen”, dijo Villalba. En contrapartida, más de veinte mil mujeres se unieron el domingo en la marcha a favor de la despenalización del aborto.
Desde la Iglesia, la oposición a la línea es radical. "Se está promocionando un delivery para abortar. Es inconsciente algo así", expresó el director del Instituto de Bioética de la Universidad Católica Argentina, Alberto Bochatey, la noche anterior al inicio del Encuentro, cuando el Equipo Pastoral y el Arzobispado de Tucumán organizaron una marcha bajo la consigna “Por el derecho a nacer”. Vale recordar que Tucumán no adhirió a la Ley Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, que obliga a entregar anticonceptivos y preservativos en los centros de salud públicos, y tampoco imparte educación sexual en los colegios. Olga Cristobal, del Plenario de Trabajadoras que integra la comisión organizadora del Encuentro de Mujeres, dijo que “casi tres mil mujeres organizadas por la Iglesia colonizaron los talleres sobre legalización del aborto. Se intentó discutir con ellas, pero plantearon que si una mujer muere por un aborto mal realizado, es porque lo eligió y que, entonces, está bien muerta”. Según una encuesta realizada en Capital Federal[1], el acuerdo o el desacuerdo dependen de la causa esgrimida para la realización de un aborto. Si la mujer quedó embarazada por una violación, el 82% está de acuerdo con la interrupción del embarazo. Por el contrario, cuando la mujer, por la causa que fuere, decide que no es el momento para traer una vida, el 60% sentencia que debe ser castigado. En el Código Penal argentino, el aborto es un delito catalogado “contra la vida”. Solamente hay dos casos en los que el aborto inducido no es punible y la Justicia debe autorizar su práctica. El primero es cuando está en riesgo la vida de la madre. El segundo se refiere a la violación de una mujer "demente" o “idiota”.
En apenas tres meses de atención, la línea ha recibido 750 llamadas. La mayoría de las mujeres manifestó haber consultado previamente a su médico y haber recibido información falsa: que el misoprostol puede causarle un derrame cerebral, que necesitarán transfusiones de sangre, que las pastillas no funcionan, que se colocan dentro del útero, que el útero puede estallar, que causa infertilidad, etc. “Hemos escuchado frases como ‘el médico dijo yo estudié para salvar vidas’, ‘no me puede sacar algo que late’, ‘me mandó al carajo’”, comentó Verónica Marzano.
Según fuentes expertas, la mortalidad de las mujeres que abortan está bajando gracias al uso de misoprostol. El Estado debe garantizar el derecho a la información en temas de salud sexual y derechos reproductivos, en especial sobre abortos seguros. De acuerdo con el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, la mayoría de las muertes de mujeres embarazadas por causas de abortos inseguros son perfectamente evitables y la falta de información sería una de las principales causas de la mortalidad femenina en general y de las muertes por abortos inseguros en particular. Si la tarea del médico es cuidar la salud de los pacientes, cada profesional que niega datos sobre aborto ¿se convierte en cómplice del femicidio impuesto por la prohibición del aborto y falta a su deber de proteger la vida ante todo? Si los medios de comunicación tienen el compromiso de informar y formar, cuando transmiten información parcial, falsa y sesgada ¿se convierten también en cómplices, faltando a su deber democrático de contribuir a la diseminación del conocimiento? La información sobre aborto seguro ¿puede seguir en las manos de unos pocos? El silencio ¿es salud?
[1] Fuente: CEDES-UNFFA
RECUADRO 1

OPINION
LA ÉTICA MÉDICA Y EL ABORTO
Por la Dra. Alicia Cacopardo
Médica de la Sala de Maternidad del Hospital Eva Perón en San Martín y miembro de la organización Mujeres del Oeste, que defiende el lema “Educación para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”.

La deuda en salud hacia las mujeres comienza desde la enseñanza de grado en las facultades de Medicina, donde nos dicen que el aborto es un delito y no un derecho, nos enseñan que nuestro cuerpo no nos pertenece. Luego, en el ejercicio de la profesión, los que trabajamos en Atención Primaria y en los hospitales, vemos las consecuencias tremendas que ocasiona esa penalización en la salud de las mujeres. Ahí, sale a la luz la hipocresía de la sociedad, en las mujeres que a diario entran desangrándose a las guardias de los hospitales, en la cantidad de camas ocupadas en ginecología con el diagnóstico de legrado evacuador por “aborto incompleto”, y en los pedidos desesperados de las mujeres: “doctor ¿qué puedo hacer? Me lo quiero sacar”.
¿Cuál es nuestra ática médica, no estamos realizando una mala praxis? Afirmo que sí, los médicos estamos antes que nada comprometidos a preservar, conservar y recuperar la salud de nuestros pacientes, y en este caso hacemos abandono porque tenemos el Código Penal en el consultorio.
Es hora de que reconsideremos nuestra ética con respecto al aborto, terminemos con el silencio debatiendo de una vez por todas en las reuniones científicas y escuchando y respetando la decisión de las mujeres en la práctica médica cotidiana.
RECUADRO 2

LEGISLACION
“ES UN MOMENTO ADECUADO PARA QUE LOS DIPUTADOS DEJEN DE DARNOS LA ESPALDA”
Actualmente, hay tres proyectos de ley en el Congreso Nacional. Uno de ellos fue presentado por la Campaña Nacional por el Derecho a un Aborto Legal, Seguro y Gratuito. La abogada Luciana Sánchez, miembro de la Campaña, despeja algunas dudas sobre el tema.

¿Este el primer proyecto que pide la despenalización del aborto?
En absoluto. Desde hace ya más de 20 años existe la tradición de que los movimientos de mujeres presenten proyectos de ley para que el aborto se despenalice, pero nunca son tratados, pierden estado parlamentario y caen. Como mucho llegan al tratamiento en alguna comisión.
¿Qué propone el proyecto que respalda la Campaña?
Creemos que la restricción de la legalidad del aborto a dos casos es inconstitucional. Y eso exige plantear en qué consiste el aborto. Si el aborto está vinculado a la autonomía y la libertad de las mujeres, entonces es antidemocrático que el Congreso regule algo que no se puede regular, como es la propia libertad de elección. Lo que estamos pidiendo es un debate legislativo que reglamente las condiciones en las que se va a brindar el servicio de salud relacionado con diversas formas de practicar un aborto.
Entonces no hay que legislar el aborto sino las políticas públicas.
Exacto. Las mujeres no piden permiso para abortar. Las feministas con más trayectoria en esto, algunas de más de 60 años, siempre nos cuentan que cuando no había anticoncepción, el aborto era una práctica aún más común de lo que es ahora. Lo que la anticoncepción hizo, en definitiva, fue fundar las diferencias de clase. Cuando las ricas empezaron a acceder a la anticoncepción, y como las que mueren son pobres, el tema dejó de debatirse en el país.
¿Por qué cuesta tanto conseguir una sanción? ¿Es por la relación estrecha entre el Estado y la Iglesia?
Por supuesto que esa relación existe y marca territorios. Pero además creo que hay una cuestión de desidia, de no pensar en las mujeres como sujetos políticos y sociales. Éste es un momento más que adecuado para que la Cámara de Diputados deje de darnos la espalda a las mujeres. Dar la espalda lo único que logra es arrojarnos a la clandestinidad y exponernos a una pérdida de dignidad.

sábado, 12 de diciembre de 2009

FIRMA DE LIBRETAS

Hola a todos:
Les recuerdo que, hoy, sábado 12 de diciembre, de 10 a 12, se ralizará la firma de libreta de Taller III. Quedó confirmaron que se llevará a cabo en el Auditorio.
Allí esperamos a quienes deseen firmarla.

Por otro lado, aprovecho para solicitar a algunos de ustedes que me envíen sus notas de investigación corregidas para subir al blog.

Comisión 8:
Martín Rodríguez
Carla Suárez
Ana Faraci
Tomás Rudich

Comisión 10:
Leonardo Pafundi
Agustín Ponti
Axel Cataldi
Romina Capitelli

Saludos y feliz año nuevo,
Clarisa.

La importancia de la participación política de los uruguayos en la Argentina: El sueño de los desterrados

Al igual que en el 2004 el voto del exterior fue definitorio para las elecciones que se están llevando a cabo en Uruguay. ¿Cómo es la relación entre los militantes políticos Uruguay que habitan el suelo argentino con su país de origen?
Por Leonardo Pafundi
Al igual que la mayoría de los países de América Latina, La República Oriental del Uruguay ha sufrido a lo largo de su historia permanentes vaivenes económicos, con crisis y momentos de bienestar económico. Además Uruguay ha padecído una dictadura militar que, con su correlato en el resto del continente, hizo desaparecer a un centenar de personas y contó con un sin fin de perseguidos políticos. Estas características llevaron a que mucha gente decidiera partir de su lugar de origen hacia otras tierras buscando un porvenir distinto. Sólo en 1974, segundo año de la presidencia de facto de Juan María Bordaberry, se exiliaron del país 65.000 personas. “Lo que fue un éxodo permanente en el Uruguay, comenzó a tener carácter de tragedia con la llegada de la dictadura”, dice Ariel Crosa, exiliado político y referente del Frente Amplio en la Argentina.
Uruguay cuenta con una población de 3.500.000 personas aproximadamente. En la Argentina viven 300.000 uruguayos y el 80% de ellos viven en capital y Gran Buenos Aires. El 1% del padrón electoral que está habilitado para participar de los comicios, en la República Oriental, vive en la Argentina. Fue ese porcentaje el que le sirvió al candidato del Partido Frente Amplio Tabaré Vázquez para alcanzar la presidencia en el año 2004 en primera vuelta, sin pasar a balotaje. Esta es una muestra de la importancia del voto extranjero en el Uruguay. En las elecciones donde resultó presidente Vázquez, 27 mil votantes cruzaron el Río de la Plata para participar del sufragio, mientras que 22 mil votaron a la fórmula del Frente Amplio. Es decir: mientras que en el Uruguay alcanzó el 50% de los votos, el 80% del padrón uruguayo-argentino votó a la propuesta de izquierda. Varios factores explican este fenómeno. La organización política de muchos uruguayos en la Argentina es uno de ellos.
El Frente Amplio en la Argentina
“Solo en el Gran Buenos Aires y Capital existen 24 comités de base donde participan activamente cerca de 50 militantes uruguayos en cada uno”, dice Ariel Crosa. No es casual que ninguno de los tradicionales partidos del Uruguay, ni el Nacional, ni el Partido Colorado, tengan el despliegue militante del Frente Amplio en nuestro país. El desarrollo de la participación política no ha sido un camino fácil para los frenteamplistas: “la organización en la Argentina ha sido un espejo de la conformación del frente amplio en Uruguay: se establece una mesa política en donde confluyen todos los comités de base”, cuenta Andrés Correa, oriundo de Argentina pero con padres Uruguayos y militante del Movimiento de Participación Popular (MPP), que integra el Frente Amplio.
La historia de la participación de los uruguayos en la Argentina comienza, en los años de la dictadura militar, con la formación de Asociaciones Uruguayas como la desaparecida Asociación de Residentes Orientales en el Uruguay que cumplían una función social, ya que la participación política estaba casi prohibida o se daba en la clandestinidad. Con la vuelta a la democracia se comienzan a conformar los comités de base y las mesas políticas con el Frente Amplio. Desarrollo que no tiene un correlato con los partidos tradicionales. Esto sucedió porque estos “nunca estuvieron interesados en los uruguayos que partían, es más: siempre los consideraron como una boca menos que alimentar y una cabeza menos que educar”, remata Crosa.
Dice Andrés Correa: “la militancia siempre ha tenido sus alzas y sus bajas. Generalmente, y como es lógico, la participación aumenta cuando se acercan tiempos de elección de las autoridades o la consulta por plebiscitos”. Y es que en el Uruguay, según dice la constitución, los plesbicitos son vinculantes. La metodología es conformar una comisión sobre el tema a tratar y luego realizar una colecta de firmas que llegue al 10% del padrón electoral. Fue así como se presentaron, en las últimas elecciones, un plebiscito sobre la derogación de la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, símil a las leyes de Obediencia Debida y Punto Final en la Argentina, y otro sobre la posibilidad del Sufragio Epistolar. “Con pesar, el pueblo uruguayo no se mostró conforme con ninguno de los dos plesbicitos en las últimas elecciones, así que seguiremos viajando para poder seguir participando de las elecciones”, se lamenta el militante del MPP. Y es que ninguno de los dos plesbicitos alcanzó el 51% necesario para ser aprobado. Sin embargo esta traba a la hora de elegir nunca fue definitiva. Antes que se desarrollaran e instalaran las empresas de trasporte fluvial, el Frente Amplio organizaba centenares de micros para que los uruguayos pudiesen viajar y votar. Hoy se firman convenios comerciales con estas empresas de transporte fluvial para abaratar los costos del pasajes (para las próximas elecciones costará 40 pesos argentinos ir y volver para uruguayos con capacidad de votar, a diferencia de los 300 pesos de base para cualquier otro viajante), y acuerdos con cooperativas de vivienda para hospedar a quienes no tengan los recursos o dónde hacerlo.
Pero realizar el sufragio no es la única forma de participar políticamente con el Uruguay. Dice Ariel Crosa: “con el gobierno del FA se comenzó a instalar la nueva política de vinculación: el Departamento 20”. Este nombre ficticio lo que hace es resaltar la importancia que cobran los uruguayos para este gobierno, a diferencia de los anteriores. El Uruguay está dividido en 19 Departamentos. “El departamento 20 es una forma simbólica de hacer que los uruguayos en el exterior se sigan sintiendo parte de nuestro país”, dice Juan Carlos Domínguez, funcionario de la Dirección para Asuntos Consulares y Vinculación. “Una de las políticas más importantes que se llevaron a cabo fue la creación de los Consejos Consultivos”. Estos son los interlocutores entre los uruguayos residiendo en el exterior y el Estado del Uruguay. “Con la conformación de estos Consejos se pudo concretar, por primera vez, la posibilidad de que los uruguayos puedan sacar o renovar sus credenciales de identidad.” comenta el funcionario. “Estas también son las cosas por las cuál participamos activamente en los comités” agrega Crosa.
Ante la pregunta de porqué seguir participando políticamente para un lugar que, hoy, no es el propio, Crosa da su visión: “el seguir participando se incentiva por una idea, por más dificultosa que esta fuese, que siempre permanece en la cabeza: la idea del retorno”.
RECUADRO
Opinión del diputado del Frente Amplio Pablo Álvarez
“Hay que ampliar el debate con quienes siguen teniendo un interés por el Uruguay y su futuro”

El Frente Amplio ha tenido un extraordinario éxito en forjar una organización política que pudo superar el exterminio de la dictadura con sus consecuencias sociales, económicas y políticas. Esta reconstrucción del Frente se dio tanto en el Uruguay como en el exterior: generando comités de base en una gran cantidad de países. Pero, como no podía ser de otra forma, mientras más uruguayos había, más uruguayos se organizaban. Este es el caso de la Argentina. Esta actividad militante ha estado siempre vinculada a las actividades que el Frente Amplio realizaba desde aquí, el Uruguay. Por ejemplo en la campaña de defensa de las empresas públicas o la denuncia de ciertos hechos de los gobiernos de los partidos tradicionales. Y a partir de lo que fue la elección del 2004 el trabajo que se estaba realizando en la Argentina cobró una mayor relevancia respecto a los uruguayos que se trasladaban a votar viajando desde ese país. Para nuestro partido se volvió de una importancia fundamental ya que la mayoría de los votantes eran afines al Frente Amplio. A partir del resultado de las elecciones del 2004, se tornó visible para nosotros la importancia de que estos votantes pudiesen cruzar el charco para votar aquí. En estas elecciones del 2009, el debate acerca de los votantes del exterior se reprodujo pero, como no se pudo ganar en primera vuelta y aparentemente los que vinieron a votar eran menos, el tema no tuvo tanta prensa como la había tenido en las anteriores elecciones. Lo que sí es obvio, es que se confirma que el Frente Amplio tiene como principal objetivo seguir transformando al Uruguay y que se pueda establecer y ampliar un debate más seguido con todos los militantes frenteamplistas y los uruguayos en general que están, por diversos motivos, establecidos alrededor del mundo pero siguen teniendo un interés en el Uruguay y su futuro.