lunes, 28 de abril de 2008

Cobertura sobre paro y movilización docente del 31 de marzo

Por Mariano Garuti / Comisión 8
Estudiantes y docentes de la Universidad de Buenos Aires (UBA) marcharon el pasado 31 de marzo al Ministerio de Educación. El aumento del presupuesto educativo y la solución a la crisis edilicia que atraviesan las facultades fueron los grandes ejes del reclamo, que se dio en el marco de un paro nacional de la Confederación de Docentes Universitarios (CONADU Histórica).
La convocatoria, llevada a cabo por la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) y la Asociación Gremial Docente (AGD), tuvo como punto de encuentro la plaza Houssay de esta ciudad. A las 18.30, el cruce entre la avenida Córdoba y la calle Junín comenzó a teñirse con el color de las banderas. Rojas, del Movimiento Socialista de Trabajadores (MST); azules, de la corriente SUR; blancas –en su mayoría con doble mástil- de la FUBA. El paisaje dejó de ser el de siempre. De a poco, los comerciantes de la plaza cerraron sus puestos y el ruido de los autos cedió ante el continuo estruendo de los bombos. La llegada de una columna estudiantil desde la facultad de psicología colapsó las veredas del punto de reunión. Un megáfono instó a los presentes a cortar la calle a la espera de los “compañeros” rezagados. Así lo hicieron.
El grueso de los alumnos se instaló en medio de la intersección entre Córdoba y Junín y desafió con cánticos a los efectivos policiales ubicados sobre la avenida. Canciones con precedentes en la década de los noventa hicieron alusión a la “pelea por la educación” y acusaron al gobierno de “represor”. Otras exigían la reapertura de la sede del Ciclo Básico Común (CBC) ubicada en Merlo, recientemente cerrada. Esta medida se tomó con el compromiso de las autoridades municipales de reubicar a los estudiantes que allí asistían en otras sedes, pero es probable que genere una gran deserción en aquellos que viven en la zona oeste del Gran Buenos Aires, en su mayoría trabajadores. El cierre de esta sede es, según muchos de los que asistieron a la marcha, “un claro ejemplo de la crisis edilicia y de infraestructura que atraviesa la UBA”.
Fue notorio que los estudiantes dominaron la escena de la manifestación, pero los docentes también se hicieron presentes. En general, se mantuvieron en grupos en las adyacencias del tumulto, apoyando la causa en forma menos enérgica. Es que el motivo de fondo los tocó de cerca. El aumento presupuestario requerido sería, en parte, para la suba de los salarios y la remuneración de los docentes ad honorem. En este sentido, una bandera hizo referencia a los “salarios devorados por la inflación”.
Alrededor de las 20 la marcha se hizo efectiva. Un grupo de estudiantes –la columna más numerosa de todas las que asistieron- se acercaban ruidosamente por la calle Junín. Llegaron desde las dos sedes pertenecientes a la Facultad de Ciencias Sociales. Más banderas, más gritos, más altoparlantes, más bombos. El sonido era, por momentos, ensordecedor. Hecha la fusión de todos los grupos estudiantiles y docentes comenzó la procesión por avenida Córdoba, con dirección al centro de la ciudad. Custodiada por decenas de efectivos durante todo el trayecto, la masa (de alrededor de mil personas) avanzó hasta Callao y de ahí hasta el Ministerio de Educación. Tres motocicletas de la policía marcaron el camino. Detrás, una camioneta equipada con altavoces para animar a los manifestantes. Vecinos de la zona miraron con recelo el progreso de la marcha y muchos comerciantes decidieron cerrar sus puertas por precaución, aunque no todos lo hicieron.
En algunos negocios que siguieron funcionando pudo verse, a través de la pantalla de los televisores, a la presidenta Cristina Fernández, quien ofreció un discurso sobre la situación del campo, tema principal de la agenda nacional en las últimas semanas. Algunos estudiantes se percataron de la situación y no ahorraron insultos ni silbidos hacia la mandataria. Enseguida los cantitos se refirieron a la cuestión e ironizaron al respecto: “las retenciones van para la deuda, no para la facultad”. El avance fue ruidoso pero no se registraron incidentes. El momento de más exaltación se vivió cuando la protesta tomó forma frente al Ministerio de Educación. Un cordón policial esperó a la muchedumbre en las puertas del edificio y delimitó los espacios prohibidos de los permitidos. Sin embargo, no hubo choques con los uniformados y el desenlace no se alejó de lo sucedido durante la jornada: más gritos, más silbidos, más bombos, más cantitos. Desconcentración en orden y a esperar. Una marcha más en busca de respuestas.

No hay comentarios: